Pie Diabético en Invierno: Ojo con el Frío, Cuidado con el Calor: ¿Por qué el invierno aumenta el riesgo?

Sabemos que aquí el clima es generalmente cálido, pero incluso en las noches frescas o cuando viajamos a zonas más altas, el frío se siente. Cuando tiene diabetes, sus pies necesitan un cuidado especial todo el año, pero, ¡ojo! la temporada de frío trae consigo un riesgo oculto y muy peligroso para sus pies.

PIE DIABÉTICO

Podóloga Luisa Sarracino

11/8/20255 min read

Pie Diabético en Invierno: Ojo con el Frío, Cuidado con el Calor: ¿Por qué el invierno aumenta el riesgo?

¡Saludos, amigos de Tuxtla Gutiérrez y de todo Chiapas!

Sabemos que aquí el clima es generalmente cálido, pero incluso en las noches frescas o cuando viajamos a zonas más altas, el frío se siente. Cuando tiene diabetes, sus pies necesitan un cuidado especial todo el año, pero, ¡ojo! la temporada de frío trae consigo un riesgo oculto y muy peligroso para sus pies. No es el frío lo que directamente causa el problema, sino la forma en que intentamos calentarnos.

El Pie Diabético (PD) es una complicación seria de la diabetes, que puede llevar a heridas (úlceras), infecciones graves e incluso a la pérdida de una extremidad. Es un tema complejo, pero entender solo dos cosas sobre sus pies le ayudará a protegerse: la sensibilidad y la circulación.

Acompáñenos a descubrir por qué el invierno es una época donde debemos redoblar la vigilancia.

La Trampa del Frío: Cuando el Pie Deja de Sentir

La diabetes, cuando no está bien controlada, daña los nervios de los pies. Este daño se llama neuropatía diabética, y es el factor de riesgo más importante para que aparezcan úlceras.

Imagínese que los nervios son como cables eléctricos que llevan información al cerebro. Cuando estos cables se dañan, dejan de mandar mensajes importantes.

1. Usted no siente el dolor: Lo más grave es que puede perder la sensibilidad protectora. Si se golpea el pie o le sale una ampolla por un zapato apretado, usted simplemente no lo siente. Una herida pequeña pasa desapercibida y crece hasta convertirse en una úlcera grave.

2. Usted no siente el calor: La neuropatía daña la capacidad de su pie para sentir la temperatura (sensibilidad térmica). Aquí es donde está el gran peligro en invierno: Si sus pies se sienten fríos y usted los acerca a una fuente de calor, su cerebro no le avisará si se están quemando.

Mire, es un error grave usar calentadores, bolsas de agua caliente, estufas o braseros para calentar los pies. Si usted mete los pies en agua demasiado caliente o usa una manta eléctrica, puede sufrir una quemadura seria sin darse cuenta, y esa quemadura se convierte rápidamente en una úlcera que no va a cicatrizar fácilmente.

El Círculo Vicioso de la Mala Circulación

El otro gran problema que tiene que vigilar es la circulación. La diabetes a menudo afecta a las arterias de las piernas y los pies, lo que llamamos Enfermedad Arterial Periférica (EAP).

1. La medicina no llega: Si su circulación está comprometida (isquemia), el flujo de sangre a sus pies disminuye. Esto significa que su cuerpo tiene dificultades para llevar el oxígeno y los nutrientes necesarios para reparar cualquier herida. Si tiene una infección en el pie y necesita antibióticos (tratamiento farmacológico sistémico), la medicina no podrá llegar a la zona infectada con la eficacia necesaria, reduciendo el éxito del tratamiento.

2. Las úlceras son más difíciles: La EAP hace que las heridas cicatricen más lento, e incluso, previene que la respuesta inflamatoria, clave para la curación, se lleve a cabo correctamente.

La presencia de mala circulación (EAP) y neuropatía (pérdida de sensibilidad) combinadas, lo ponen en un riesgo mucho mayor de amputación que si solo tuviera uno de los dos problemas.

La Solución Está en Sus Manos: 5 Claves para Cuidar Sus Pies en Casa

La buena noticia es que la mayoría de los problemas del pie diabético son prevenibles. Si usted es un paciente de riesgo (y lo es si tiene neuropatía o mala circulación), debe ser constante con su rutina diaria. Esta rutina debe ser enseñada por un profesional sanitario.

1. ¡Inspeccione sus pies todos los días!

Esto es lo más importante. Tómese un momento cada día para revisarse toda la superficie del pie: la planta, el dorso, los talones y, muy importante, entre los dedos. Busque cualquier cosa inusual:

• Enrojecimiento, hinchazón o ampollas.

• Pequeñas heridas, cortadas o rasguños.

• Grietas o zonas secas.

• Callosidades (duras) o zonas de maceración (blandas y húmedas).

Si no alcanza a ver la planta, use un espejo. ¡Nunca camine descalzo! Ni siquiera dentro de la casa. Si encuentra cualquier problema, por pequeño que sea, consulte de inmediato a un profesional sanitario.

2. Higiene y humectación: El agua, tibia, por favor

Lavado: Lávese los pies todos los días con agua tibia y jabón suave. La clave es nunca usar agua caliente para evitar quemaduras inadvertidas.

Secado: Seque sus pies a conciencia, sobre todo entre los dedos, con una toalla suave, solo con contacto, sin frotar. La humedad entre los dedos facilita el crecimiento de hongos y bacterias.

Crema: Use crema hidratante en los talones, la planta y el dorso para evitar que la piel se agriete. NUNCA ponga crema entre los dedos, pues la humedad atrapada ahí causa problemas. Evite el uso de alcohol o lociones irritantes.

3. El calzado: Su mejor protector

El calzado inapropiado es una de las principales causas de lesiones en el pie diabético.

Elija bien: Use zapatos cómodos y amplios, hechos de piel. Deben sujetarse bien (con agujetas o velcro). Los zapatos deben tener una puntera ancha y cuadrada y espacio suficiente para sus plantillas acolchadas. La suela debe ser flexible, amortiguadora y antideslizante.

Revisión interior: Antes de ponerse el zapato, siempre revise el interior con la mano para asegurarse de que no haya objetos extraños, piedras o costuras rotas que puedan lastimarlo sin que se dé cuenta.

Calcetines: Use calcetines limpios de fibras naturales (algodón o lana). Deben ser sin costuras gruesas y no deben apretarle la pantorrilla ni el tobillo, para no cortar la circulación.

4. Uñas y callosidades

Callos: Nunca intente quitarse callosidades, durezas o verrugas con productos químicos, tijeras o navajas, ni use tiritas abrasivas. Un profesional debe retirarle los callos periódicamente. De hecho, la eliminación de callosidades es la forma más sencilla y económica de aliviar la presión en una zona del pie.

Uñas: Córtelas siempre de forma recta, no muy cortas, y evite redondear las esquinas. Es mejor usar una lima de cartón. Si sus uñas son gruesas o le cuesta trabajo ver bien, acuda al con nosotros para evitar encarnaciones y heridas.

5. El Equipo de Cuidado

El pie diabético es una enfermedad compleja que necesita ser atendida por un equipo de especialistas (médico internista, endocrinólogo, podólogo, enfermeros, etc.).

Como podólogos, tenemos un papel fundamental en la prevención y tratamiento. La frecuencia con la que debe visitarnos depende de su nivel de riesgo, por ejemplo, si ya tiene neuropatía o EAP, debería revisarse cada 3 a 6 meses, o si ya ha tenido una úlcera, cada 1 a 3 meses. Esta vigilancia continua es esencial para detectar cualquier problema a tiempo.

En resumen, la diabetes es la que pone a sus pies en riesgo, pero en invierno, el intentar calentarse de forma incorrecta amplifica el peligro de quemaduras y úlceras que no sanan. Sea diligente con su autoexploración diaria y evite el calor directo.